El 6 de noviembre de 1820 David Jewett, Coronel de la Marina de las “Provincias Unidas en Sudamérica” al mando de la Fragata Heroína realizó en Puerto Soledad la toma de posesión de las islas Malvinas. Ese día se produce el izamiento por primera vez de nuestro pabellón nacional en las islas Malvinas. El interés y arduo trabajo que hiciera Mario Cafiero sobre nuestra gran Causa Nacional lo condujo a esbozar y plantear la Tesis sobre la idea que las Islas Malvinas son argentinas y sudamericanas.
La toma de posesión de Jewett fue un acto jurídico que contó con todas las condiciones de validez (y no produjo queja alguna). Este constituye uno de los hechos históricos más relevantes que justifican el reclamo de soberanía de Argentina. La relevancia del hecho deviene en que se toma posesión efectiva del territorio, además de la basada en el principio jurídico uti posidetis iuri (como asimismo otros variados y contundentes argumentos). Y que a partir de allí se ejercieron actos soberanos hasta la usurpación británica en 1833. Se destaca que queda claro en el mensaje de Jewett, que respondió a órdenes del Supremo Gobierno de las “Provincias Unidas de Sud-América”. La cuestión radica en que en 1816 el Congreso de Tucumán de 1816 declaró la independencia de las “Provincias Unidas en Suramérica”. Un proyecto de construcción política en el que se involucraron los pueblos de la Patria Grande. Recordando que como decía Arturo Jauretche la historia es la política del pasado, y la política la historia del presente, al mismo tiempo que desde nuestras tradiciones e historia se conforma nuestra identidad y conciencia nacional, desenterrar esta historia no es solo reivindicar un hecho del pasado, sino que tiene una enorme actualidad y futuro sobre este caso de colonialismo aberrante en el siglo XXI, que lleva a la disputa territorial más extensa del planeta en la actualidad (son más de 3 millones de kilómetros cuadrados). Esta perspectiva desde la Patria Grande, fundamentada históricamente, implica un enorme fortalecimiento del reclamo de soberanía ante el Reino Unido. Y también proyecta a Suramérica con mucha más fuerza sobre el continente antártico. Recordemos que la balcanización de Suramérica es obra principalmente de Gran Bretaña (que despliega una estrategia de dominación “invisible” como la llama Scalabrini Ortiz), y no está desligada de la cuestión Malvinas. Porque, como afirman los VGM desde las postrimerías de la guerra, “volveremos a Malvinas de la mano de América Latina”, como asimismo argumentamos desde el ideario del Gral. Juan Domingo Perón, retomado por el Gral. Jorge Leal que la Antártida también será Suramericana o no será nuestra. La idea central del pensamiento de Mario era sostener desde la tradición histórico- política, que las Malvinas son argentinas y también suramericanas, lo que nos da la posibilidad de pensar una estrategia conjunta a partir de la apertura de un abanico concreto en torno a la explotación económica de los recursos del Atlántico Sur por parte no solo de Argentina, sino también de los países que conforman el proyecto de una Gran Nación Suramericana.
Considerar que Malvinas puede significar el nuevo marco territorial y simbólico, desde donde podamos reconstruir el proyecto de unidad continental que soñaron nuestros libertadores: San Martín, Bolívar, Artigas, entre otros, como asimismo los muchos que levantaron esta bandera en el siglo XX, y también aquellos grandes patriotas que dejaron una huella imborrable en el largo camino de construcción de la Patria Grande. La Causa Malvinas es la gran causa nacional que afirma nuestro pueblo, y lo unifica. Malvinas es justicia histórica contra el colonialismo anacrónico, símbolo de cohesión, pero también interés. Partir de la realidad actual, de nuestra situación, resulta central para pensar la estrategia a seguir. Malvinas constituye un puntal para pensar la construcción de la unidad de la Patria Grande.

Libro: Las Malvinas argentinas y suramericanas